Fue como
cada miércoles de Marzo, la ciudad se despedía
de la nieve con su resaca, con el dilema de que la ropa era muy caliente no era
tiempo de ensenar los conduréis cortos que mostraban mi único atractivo para
las féminas: mis piernas. Mírela se
encontraba en el mismo hostal de la tercera avenida, donde cabía una pequeña
camita y un retrete para poner la
computadora, AL menos tenia Wi Fi y una entrada que parecía un hotel de lujo. Iríamos
cerca, para no perder el tiempo
esperando taxis amarillos y ensenar a Vera la parte bohemia de esta ciudad que
comenzaba a despedir a los que una vez tocaban congas en el parque de Tompkins
los domingos a partir de las 12, frente a la casa restaurada de Charlie Parker
y cerca de donde el Reverendo Pietri me
arrojaba un vaso de agua en mi cabeza para dizque bautizarme. La ciudad de Nueva
York no resistía a tanto europeo que decidió
mudarse a la aventura de lo místico, de los grafitis, las bohemias del "Central
Park" y la rumba del lago con un Acere Que
Bola y Que lo Que cogno de los caribeños. Pensando en pasar una noche con el Chan le dije a Vera y
a Mírela que me siguieran, y llegamos a ese lugar que antes era un bar de música
Punk, cerca del tren y con paredes marroquíes, el piso pegajoso para que puedas
hacer piruetas y un puerta que cuando abría exportaba el frio de la Houston con
Allen. No había mucho ruido, Mírela estaba tensa y Vera aun no recuperaba el "Jet
Lag" ni el contraste de su Siena, tranquila, gris, oscura, acá todo era
Ruido, luces, taxis, bicicletas, y gente de cada lugar y cada moda. La
roja se
paro en la puerta, estaba mojada, parece que llegamos al Oliva junto antes que empezara a llover, Mírela la miro con asombro,
y ella fijo su mirada hacia nosotros. "Ti cerca una Ragazza" Dove
?..y ahí estaba ella, La Roja, nervioso, pálida y con la cara triste. había coleccionado
muchísimas nostalgias, pero no se recordaba de este bar punk donde la recogí un
febrero , cuando ella era un niña de 17 años
y o la perseguía antes que se desapareciera por primera vez. La Roja sabía que yo estaba ahí, no sé cómo,
pero sabía que si iba al Oliva, un Miércoles gris, con pronóstico de lluvia con la tarde cálida y la noche helada, sin sus
guantes y sin sus vestido de Prima doña. había que preguntarle algo, Mire me
miro con esa sonrisa de bruja de Coronchina, como si el placer de ver aquella
mujer era el mismo que ella sentía cuando iba a andar en moto después del
trabajo en el laboratorio de Hospédale Di Siena. "Supe que ibas a estar acá
"la mire y sin preguntarle supe que sentía mi presencia, luego de ahí salía
afuera a despedirla, descompuesto y sin la menor idea que iba a comenzar a
amarla de nuevo, con más fuerza, con más miedo y sin el mas mínimo de los
sentidos....continuara.
2 comments:
Ahi na'ma. Que bueno que regresaste a tu mundo.
Volvi DE visita
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