Tuesday, December 22, 2015

Ahi La Roja...

Fue como cada miércoles de Marzo, la ciudad  se despedía de la nieve con su resaca, con el dilema de que la ropa era muy caliente no era tiempo de ensenar los conduréis cortos que mostraban mi único atractivo para las féminas:  mis piernas. Mírela se encontraba en el mismo hostal de la tercera avenida, donde cabía una pequeña camita  y un retrete para poner la computadora, AL menos tenia Wi Fi y una entrada que parecía un hotel de lujo. Iríamos cerca,  para no perder el tiempo esperando taxis amarillos y ensenar a Vera la parte bohemia de esta ciudad que comenzaba a despedir a los que una vez tocaban congas en el parque de Tompkins los domingos a partir de las 12, frente a la casa restaurada de Charlie Parker y cerca de donde el Reverendo Pietri  me arrojaba un vaso de agua en mi cabeza para dizque bautizarme. La ciudad de Nueva  York no resistía a tanto europeo que decidió mudarse a la aventura de lo místico, de los grafitis, las bohemias del "Central Park" y la rumba del lago con un Acere Que  Bola y Que lo Que cogno de los caribeños. Pensando en  pasar una noche con el Chan le dije a Vera y a Mírela que me siguieran,  y  llegamos a ese lugar que antes era un bar de música Punk, cerca del tren y con paredes marroquíes, el piso pegajoso para que puedas hacer piruetas y un puerta que cuando abría exportaba el frio de la Houston con Allen. No había mucho ruido, Mírela estaba tensa y Vera aun no recuperaba el "Jet Lag" ni el contraste de su Siena, tranquila, gris, oscura, acá todo era Ruido, luces, taxis, bicicletas, y gente de cada lugar y cada moda. La
roja se paro en la puerta, estaba mojada, parece que llegamos al Oliva junto antes que  empezara a llover, Mírela la miro con asombro, y ella fijo su mirada hacia nosotros. "Ti cerca una Ragazza" Dove ?..y ahí estaba ella, La Roja, nervioso, pálida y con la cara triste. había coleccionado muchísimas nostalgias, pero no se recordaba de este bar punk donde la recogí un febrero , cuando ella era un niña de 17 años  y o la perseguía antes que se desapareciera por primera vez.  La Roja sabía que yo estaba ahí, no sé cómo, pero sabía que si iba al Oliva, un Miércoles gris, con pronóstico de lluvia  con la tarde cálida y la noche helada, sin sus guantes y sin sus vestido de Prima doña. había que preguntarle algo, Mire me miro con esa sonrisa de bruja de Coronchina, como si el placer de ver aquella mujer era el mismo que ella sentía cuando iba a andar en moto después del trabajo en el laboratorio de Hospédale Di Siena. "Supe que ibas a estar acá "la mire y sin preguntarle supe que sentía mi presencia, luego de ahí salía afuera a despedirla, descompuesto y sin la menor idea que iba a comenzar a amarla de nuevo, con más fuerza, con más miedo y sin el mas mínimo de los sentidos....continuara.

2 comments:

Unknown said...

Ahi na'ma. Que bueno que regresaste a tu mundo.

henry said...

Volvi DE visita