Friday, January 29, 2010

Digna

Llegue a tercero de la primaria con la incertidumbre de saber quien seria mi profesora de curso. Betania me ascendio desde el primero al tercero creo que por mi habilidad al leer o porque la pandilla temible del colegio me esperaba en el segundo de la primaria para ficharme. Los Pitufos eran unos nignos que querian imitar a los verdaderos tigueres del barrio, a las leyendas del Buey, El Culebro, Puntillita,El Campe y Singuebin y para esto le pullaban las nalgas a cualquiera y hacian todo tipo de maldad en la escuela Alfredo Nobel, en donde mi madre pagaba la suma de 50 pesos al mes para que yo y mi hermana no fueramos a la escuela publica Nicaragua en donde a tan temprana edad habia que ir armando. Yo en esa epoca no tenia una identidad definida, aunque era un nigno inseguro, me enamoraba a diario de cualquier chiquilla con cara redonda y buches colorados pero sin ningun tipo de suerte, habia nignos mas populares que yo y con mas dinero y a mi no me bastaba que mi madre era la duegna de la heladeria. Esto me desarrollo cierto tipo de inseguridad y comence a buscar quien queria yo ser. Me sente en frente de la clase, eramos al rededor de 25 ningnos en su mayoria hembritas hermosas que brincaban una soga en el empedrado del patio, donde el viejo Simon sacaba una mesa llena de esquimalitos, cocalecas y jalaos que nos ensuciaban la camisa. El recreo se acababa rapido, la primavera duraba una eternidad y los veranos eran siglos de chichiguas y aguaceros, de ciclon Federico y Basket en el palacio con Carolina. Mi profesora de 3ro no llegaba aun, parece que en el primer dia de clase la direccion de colegio no se ponia de acuerdo de quien seria la profesora. La profesora antigua era Sonia, una senora delgada y con acento un poco espanol que se habria hecho famosa por ser dulce y ensenar a sus estudiantes a ser gente educadas, pero Sonia estaba enferma y le habrian trasladado al horario de la tarde. Yo para romper el hielo vire la mirada hacia la parte trasera del salon de clases en el segundo piso de una casona de los tiempo de Trujillo, con vista al ventorrillo de Chichi y a la fabrica de Mabi de Nicanol . Llego llena de libros, con su cabellera dorada, el pelo recogido y una piernas de escaladora de montgna con sus dientes que saltaban de sonrisa en sonrisa, de boche y recreo. Digna se sento justo al lado del escritorio para que la vieramos entera y no olvidaramos su figura 25 anos despues. Saco la lista de los estudiantes y a cada uno nos asigno un numero tocandome a mi el 22. Digna no aceptaba travesuras, ni juegos, ni ruido. Yo habia decidido ser el Payaso de la clase y cuando ella le asigno el numero a Javielito yo salte a poner el primer apodo de mi vida, y el primer chiste que me coronaria como el payaso de cada clase de cada escuela en la que he pisado suelo. Digna no me dijo nada, cuando las clases acabaron ese dia ella me llamo y me advirtio que no volviera a hacer chistes, no le hice caso y una y otra vez se me ocurrian chistes malos, apodos a los companeros y a tocar la musica de los Califas en el pupitre para que Dorita me hiciera caso. El cuarto dia de clase me dio 22 reglazos, el quinto dia me dejo haciendo 200 caligrafias y el sexto mando a buscar a mi madre. Digna era experta en matematicas, y con ella descubri que me gustaban los numeros, que la historia era un chisme interesante y que yo a ella debia temerle. Nunca se le acabo la paciencia conmigo, tampoco logramos conectar como con otros estudiantes y para apaciguarme un poco traia a la temible Betania para que me llevara a la direccion. Yo nunca gane la partida con Digna, ella me dejaba despues de clases haciendo caligrafias y yo en mi rebeldia escribia cada linea diferente. Yo nunca temi de Digna y Digna se canso de mi y mami que quito del colegio. A mi nunca se me olvido su nombre, su cara de nigna caribena de 36 agnos y sus vestidos hermosos color pastel que llevaba cada magnana a la escuela. Siempre la menciono con mi hermana para que no se me olvide el nigno que fui en aquella escuela que fue la casa de su familia y donde el olor a masilla de “kindergato” se te pegaba de la ropa y estudiaban las nignas mas hermosas del mundo. Nadie , ni siquera ella sabe que en todas las clases la esperaba con su regia figura que retaba y temia, con su regla gruesa que chocaba en mi mano 22 veces a cada rato. Creci y de vez en cuando pasaba por la escuela a verle coleccionando arrugas y sentir su perfume que con solo cerrar los ojos me devolvia al tiempo de sacapuntas, compaces y reglas, de cuadernos Petete y el olor a masilla que todavia llevo en mi aliento cuando retuerzo mis manos de 22 reglazos que nunca me enseganron caligrafia, porque yo en cada uno de ellos comence a ser un rebelde. Ella dejo de estar hace unos dias, y sin decir su nombre el televisor me avisaba que ya no era necesario ser un rebelde, que han pasado muchos agnos desde el primer dia de clases con ella,que La dignida de Digna todavia la llevo en mi mente con olor a masilla y mis manos se retuercen de rebeldia en 22 reglazos.


Digna no me ensegno porque se muere la gente!
Y yo sigo siendo un rebelde.

Saturday, January 9, 2010

Dejaste el Corazon en la Habana


La madrugada del ultimo dia de ese viaje le persegui hasta el Puente de Hierro. Tome el malecon para banagme con las ultimas olas habaneras y espere hasta que llegara. Con su paso ingenuo y distanciado de adolecente callejero. Vestida de blanco por Iffa, su boca no tocaba el alcohol, sus ojos no conocian la Resaca y su pelo era tan virgen como sus depiladas piernas que prendian mi morbo. Era tan nigna, tan sana, tan loca, tan diafana que no me atrevi a rebasar esa linea que divide un beso que te propone llamarla, amarla, olvidarla. Pero era la Habana de los 90, confundida entre Fito y Ng la banda, entre Silvio envejeciendo y Varela “high on la Rampa” y cantando en unisono “como gasto papeles”. Nos sentamos en el frio Puente a contar la poca basura con flota en el Almendares y abrazarnos para calmar el frio que da el rocio habanero a las 5 de la managna, con un cigarillo para los dos que desaparecia entre el olor de su pelo aceitoso. El sol atraveso el alba y el cansancio se deletreaba en mis palabras sosas, y labios desidratados en contra de las horas de mi regreso al frio salvaje y los edificios gigantes de mi ciudad tan muerta despues de las 4 de la magnana. “hey you, it is 18 degrees back home” “it is expensive to call Cuba, to love Cuba, to leave Cuba, to know Cuba, fuck Cuba, to fuck in Cuba”. Formell escribio esa cancion famosa la misma madrugada de luto de diciembre en que decidi caminar de Kholly hasta la Rampa, atravesando 23, pasando por la casa de mi tio postizo que apenas se levantaba a calendar el Fiat para ir al mercado. Ya no queria hablar mas con el , sus consejos eran de revolucion expirada de “ este diciembre el ministerio pinta mi casa”. El tio, que no era mi tio, se quedo con Pablo cantandole a su locura callejera ignirando que el mundo oleria a azufre, a plastico, que su calle escupiria la brea y que el cine Chaplin es el unico que abre a las 9 de la magnana porque aca no hay mas nada que hacer cuando te levantas y en los muros del malecon descansan mojados para que no te sientes. Esa madrugada Formell escribio esa cancion, yo no lo se, pero lo presiento, ya que la magnana tenia el soundtrack de los Eagles y Lennon. “andar por 23 muy relajado, te piensas que es madrid, es el vedado” . Segui caminando por la misma 23 hasta llegar a L, y empece una cancion que Isaac no cantaba todavia “Hay un Mercado de helados, un hotel bien parado, un cine, rampa arriba, rampa abajo”. Hay travesties tristes, una gasolineria vacia, una ginetera que se siente abandonada, una china negra con los ojos verdes un bar argentino “che, asere que bola”. Esa fue mi ultima madrugada en esta isla, quemada de caribe que se detartala, por dentro y por fuera. La nigna dormia cuando nos largamos al aeropuerto a dejar la noche, a olvidar amantes y sufrir del syndrome de la Habana que conserva tu piel desnuda en la carretera que suegna con el “Yuma” “Barcelona” “Cancun” a tomar el mismo vuelo que regresa. Lo se por la multitud que espera en la salida de llegada, el lado nuestro estaba vacio, no nos despidio nadie, porque no hay como regresasr a casa desde el aeropuerto. Pero eran los 90 y la Habana luchaba con su Periodo Especial, con las bicicletas que inundaban el paseo del prado y el Viejo zapatero se quedo en el 67 cantando “Ofelia, tu no comprendes, que mi Corazon vive para tii, eternamenteee”. Parece que nacimos muertos, que los cuentos de Carpenter no se pueden escuchar en la radio y una vez aterrizas el avion te cambia el acento, el caminar , los gestos, y se va el olor a brea y el hablar con fuerzas y sacar de la maleta el abrigo pesado, la gorreta que te tapa el frio y pasar desapercibido por la multitud de taxistas que te esperan sin corazon a la salida de este aeropuerto lleno de letreros y luces. Ah caribe!, que te cria con el alma prendida, con la piel sin el protector solar hediondo que la mancha. Pero era la Habana de los 90, la de CNN y la antenna clandestina que te deja ver al Show de Cristina y que venden alla en Centro Habana para reproducirlo en una videocasetera rusa que se come la cinta. Pasaron 9 agnos tramando volver, convenciendome de que quizas un dia termine alla, haciendo mi cola con la libreta en la mano “oye paletino” y sumbando en una bicicleta, con mi nombre en ruso y una madre santera y un tio revolucinario,una hermana ginetera . Mi corazon se quedo alli, en la Habana de los 90, con mi carcajada cicatrizada en la cara, con el olor a Agua Brava y el pelo aceitoso de aquella nigna de Kholly que despedi en el Puente de Hierro encima del ALmendares y que jamas volvere a ver. Me refugie en la noche habanera del Down Town, escuchando Timba de helado de invierno, hacienda los cuentos de hace 9 agnos y describiendo su figura y acento que me llevaron al Pico Blanco.En una de esas noches en que casaba gringas, me arremetio su acento por la espalda, sonaba a Habana, con la misma cara traviesa y atrevida de aquellos agnos en que la Habana tatuo un 90 en su revolucion de canas y barba. Le abrace fuerte, para emular aquel ultimo del Puente que llevo clavado hace 9 agnos. Sela presenta a todos mis amigos, pero no era ella, ya estaba contagiada por el “:okey, Yes, Maybe,Whatever” yo sabia que era su cuerpo, sus ojos, su boca, pero su pelos tenia enredos en el craneo, su Mirada se habia empagnado, y la unica conversacion que empezamos termino enseguida, “sabes donde venden Perico?”. Ya no era la nigna inquieta de quien guarde una foto en mi Corazon por 9 agnos. No sabia, pero desde aquella madrugada en que Formell escribio mi cancion favorita, cuando La Habana tauaba sus 90’s, y las biciletas del Paseo del Prado el malecon las oxido, yo a la nigna de Kholly, jamas la volveria a ver.