Llegue a tercero de la primaria con la incertidumbre de saber quien seria mi profesora de curso. Betania me ascendio desde el primero al tercero creo que por mi habilidad al leer o porque la pandilla temible del colegio me esperaba en el segundo de la primaria para ficharme. Los Pitufos eran unos nignos que querian imitar a los verdaderos tigueres del barrio, a las leyendas del Buey, El Culebro, Puntillita,El Campe y Singuebin y para esto le pullaban las nalgas a cualquiera y hacian todo tipo de maldad en la escuela Alfredo Nobel, en donde mi madre pagaba la suma de 50 pesos al mes para que yo y mi hermana no fueramos a la escuela publica Nicaragua en donde a tan temprana edad habia que ir armando. Yo en esa epoca no tenia una identidad definida, aunque era un nigno inseguro, me enamoraba a diario de cualquier chiquilla con cara redonda y buches colorados pero sin ningun tipo de suerte, habia nignos mas populares que yo y con mas dinero y a mi no me bastaba que mi madre era la duegna de la heladeria. Esto me desarrollo cierto tipo de inseguridad y comence a buscar quien queria yo ser. Me sente en frente de la clase, eramos al rededor de 25 ningnos en su mayoria hembritas hermosas que brincaban una soga en el empedrado del patio, donde el viejo Simon sacaba una mesa llena de esquimalitos, cocalecas y jalaos que nos ensuciaban la camisa. El recreo se acababa rapido, la primavera duraba una eternidad y los veranos eran siglos de chichiguas y aguaceros, de ciclon Federico y Basket en el palacio con Carolina. Mi profesora de 3ro no llegaba aun, parece que en el primer dia de clase la direccion de colegio no se ponia de acuerdo de quien seria la profesora. La profesora antigua era Sonia, una senora delgada y con acento un poco espanol que se habria hecho famosa por ser dulce y ensenar a sus estudiantes a ser gente educadas, pero Sonia estaba enferma y le habrian trasladado al horario de la tarde. Yo para romper el hielo vire la mirada hacia la parte trasera del salon de clases en el segundo piso de una casona de los tiempo de Trujillo, con vista al ventorrillo de Chichi y a la fabrica de Mabi de Nicanol . Llego llena de libros, con su cabellera dorada, el pelo recogido y una piernas de escaladora de montgna con sus dientes que saltaban de sonrisa en sonrisa, de boche y recreo. Digna se sento justo al lado del escritorio para que la vieramos entera y no olvidaramos su figura 25 anos despues. Saco la lista de los estudiantes y a cada uno nos asigno un numero tocandome a mi el 22. Digna no aceptaba travesuras, ni juegos, ni ruido. Yo habia decidido ser el Payaso de la clase y cuando ella le asigno el numero a Javielito yo salte a poner el primer apodo de mi vida, y el primer chiste que me coronaria como el payaso de cada clase de cada escuela en la que he pisado suelo. Digna no me dijo nada, cuando las clases acabaron ese dia ella me llamo y me advirtio que no volviera a hacer chistes, no le hice caso y una y otra vez se me ocurrian chistes malos, apodos a los companeros y a tocar la musica de los Califas en el pupitre para que Dorita me hiciera caso. El cuarto dia de clase me dio 22 reglazos, el quinto dia me dejo haciendo 200 caligrafias y el sexto mando a buscar a mi madre. Digna era experta en matematicas, y con ella descubri que me gustaban los numeros, que la historia era un chisme interesante y que yo a ella debia temerle. Nunca se le acabo la paciencia conmigo, tampoco logramos conectar como con otros estudiantes y para apaciguarme un poco traia a la temible Betania para que me llevara a la direccion. Yo nunca gane la partida con Digna, ella me dejaba despues de clases haciendo caligrafias y yo en mi rebeldia escribia cada linea diferente. Yo nunca temi de Digna y Digna se canso de mi y mami que quito del colegio. A mi nunca se me olvido su nombre, su cara de nigna caribena de 36 agnos y sus vestidos hermosos color pastel que llevaba cada magnana a la escuela. Siempre la menciono con mi hermana para que no se me olvide el nigno que fui en aquella escuela que fue la casa de su familia y donde el olor a masilla de “kindergato” se te pegaba de la ropa y estudiaban las nignas mas hermosas del mundo. Nadie , ni siquera ella sabe que en todas las clases la esperaba con su regia figura que retaba y temia, con su regla gruesa que chocaba en mi mano 22 veces a cada rato. Creci y de vez en cuando pasaba por la escuela a verle coleccionando arrugas y sentir su perfume que con solo cerrar los ojos me devolvia al tiempo de sacapuntas, compaces y reglas, de cuadernos Petete y el olor a masilla que todavia llevo en mi aliento cuando retuerzo mis manos de 22 reglazos que nunca me enseganron caligrafia, porque yo en cada uno de ellos comence a ser un rebelde. Ella dejo de estar hace unos dias, y sin decir su nombre el televisor me avisaba que ya no era necesario ser un rebelde, que han pasado muchos agnos desde el primer dia de clases con ella,que La dignida de Digna todavia la llevo en mi mente con olor a masilla y mis manos se retuercen de rebeldia en 22 reglazos.
Digna no me ensegno porque se muere la gente!
Y yo sigo siendo un rebelde.
2 comments:
Definitivamente los primeros años de enseñanza escolar son muy marcables para la niñez, creo que la mayoria de nosotros recordamos con agrado esos anios, pero no tanto como para volver a vivirlos jaja
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